
VÍDEOBLOG #Minuto92: Rubi, la ‘teoría de la piña’ y la falta de “fortaleza” del vestuario rojiblanco, por Víctor J. Hernández Bru.
Me decía este Martes Santo mi queridísimo Manolo Soler que Rubi es un monstruo, ‘un máquina’, un tipo capaz de provocar que estemos toda la semana hablando de su disparate ése de que el equipo hizo setenta minutos fantásticos ante el débil colista Cartagena, en lugar de estar hablando del paupérrimo juego del equipo en sí.
No está mal el intento, mi querido Manolo, pero creo que no cuela. Es más, creo que es todo lo contrario. En mi opinión, el empeño del amigo Rubi en trasladarnos permanentemente un relato que es justo lo contrario de lo que nos desvelan nuestros ojos está dejando su credibilidad a la altura del betún y está empezando a hacer de su situación aquí algo muy parecido a lo que le sucedió en su etapa sevillana del Betis.
Rubi no ha sido nunca, repito, en mi humilde opinión, un gran dominador de la sala de prensa. En Almería y en otros lugares ha tenido momentos de maestría en el campo, que por cierto, ahora ha desaparecido, pero en sala de prensa ha sido más bien integrante del pelotón de cola.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte ha perdido el dominio por completo, vaga sin rumbo de rueda en rueda de prensa sin salir de un torbellino de trolas e historias que han terminado de desconcertar a todo el mundo que no participa de ese entorno de favores y prebendas que amansa las ruedas de prensa y altera determinados perfiles en redes sociales.
Más allá de su insólito relato del pasado partido en sala de prensa, hay una frase que emitió en su anterior comparecencia, previa al desastre ante el Cartagena, que en cualquier otro lugar habría provocado ríos de tinta. Preguntado por la sucesión de problemas que se van conociendo en el vestuario, Rubi, el de “el vestuario es una piña”, respondía admitiendo que “la unidad del vestuario no es nuestra mayor fortaleza”, dejando en paños menores a todos los jugadores que le habían seguido el rastro en la ‘teoría de la piña’, empezando por él mismo.
Pero al margen de que Rubi, con estas palabras, reconocía sus mentiras anteriores sobre esa unidad del vestuario, lo más relevante de esta revelación es que el técnico admite que el vestuario se le ha ido de las manos, que la unidad no existe en el vestuario y que, de aquí a final de temporada, tiene la encomienda de alcanzar el objetivo con una plantilla que no está unida.
Y lo más sorprende de todo es que, una vez más, el técnico catalán dice esto como si estuviera opinando de otro equipo; qué digo yo, como si estuviera opinando de otro deporte; o estuviera opinando incluso acerca de la viabilidad de un viaje tripulado a Marte. ¿En serio no hay nadie ahí capaz de decirle a Rubi que si la fortaleza no es una virtud que adorne a su equipo, el principal responsable de tal situación es el propio Rubi? Pues nada, a por otra…