
RADIOBLOG MINUTO 92, por Víctor J. Hernández Bru.
Sí, así podríamos llamar este año al Alcorcón sin que a nadie le extrañase; el equipo de Fran es una especie de ‘segundo Almería’ en esta temporada, no sólo por la presencia en su banquillo del técnico de El Zapillo sino por la acumulación de futbolistas almerienses o con pasado rojiblanco en sus filas.
Para muchos, para mí también, por qué no reconocerlo, va a ser un partido especial. Fran, por su rendimiento deportivo, pero también por el sufrimiento que pasó en su etapa en la UDA, plagada de desprecios por parte del club y de su anterior presidente, ha quedado en nuestros corazones deportivos para siempre.
Sin embargo, obviamente, mañana no le deseamos a Fran lo mejor, primero porque el que va a tener enfrente es el equipo de nuestra tierra y, además, porque el Almería, que empezó la temporada dando a tender que le iban a sobrar jornadas para el más ambicioso de los objetivos, ahora no está para tonterías; vamos, que no está el cacharro ése para para farolillos.
Ayer, a su entrenador, portugués y recién aterrizado en España, le preguntaron por la presión que estos cinco partidos sin ganar, que estos tres puntos de quince posibles puede estar provocando en la plantilla.
Y Emanuel, del que sigo teniendo mis dudas sobre su dominio del castellano, y lo digo con total sinceridad y sin ironía alguna, vino a responder que de eso nada, que ni presión ni gaitas, a pesar de ser ése un instrumento más gallego que portugués, y que la plantilla está muy alegre.
Ignoro qué ‘alegrónomo’ utiliza el ‘míster’ para este tipo de mediciones, pero entiendo que sus hombres estarán sin duda menos felices que tras los seis primeros partidos del campeonato y mucho menos que si, tras los cinco últimos, el ritmo de puntuación hubiera seguido siendo el mismo que al principio.
A veces, muchas, muchísimas, las declaraciones de los entrenadores, por tal de insuflar ánimos a los suyos o de apagar fuegos internos, terminan convirtiéndose en indescifrables milongas que rozan el ridículo, por su absoluto y rotundo desapego a lo que viene siendo la más tangible realidad.
Sinceramente, ojalá el Almería recupere la alegría, pero la de verdad, ésa que se mide en puntos y se refleja en acercamientos al objetivo prefijado.