
Todos hemos oído alguna vez que «el fútbol levanta pasiones», incluso esta frase ha pasado a formar parte del márketing dentro de este deporte, además de ser utilizada con frecuencia por los clubes, las empresas de gestión como LaLiga y los distintos medios de comunicación. Con este eslogan se busca conectar con la afición desde un punto de vista emocional e impulsivo, pues bien es cierto que el deporte rey provoca una intensa reacción neuro-química con efectos sobre el estado emocional que experimentan muchos aficionados durante un partido de fútbol de su equipo.
Las pasiones que desata el fútbol confluyen en tres sentimientos, como son: universalidad, territorialidad e identidad, y si nos centramos en las pasiones y afectos que desata, los podemos aplicar a muchos otros ámbitos de nuestra vida, como son, euforia, alegría, tristeza, frustración, confianza, ira, amor, deseos… Para hablar de “levantar pasiones” nada mejor que poner como ejemplo el ultimo clásico jugado entre Real Madrid y Barcelona, la cifra que se baraja de espectadores ascendió a 650 millones de personas que lo vivieron en directo en todo el mundo. Si esta rivalidad la pudiéramos extrapolar para resolver un conflicto entre pueblos, entre países, seguramente resulta una utopía, posiblemente es una quimera pero que sería una solución ideal y perfecta para que dicho conflicto fuera resuelto en un terreno de juego con un partido de fútbol entre ambas partes.
Esto me recuerda una película que ya tiene bastantes años pues es de 1981 titulada ‘Evasión o Victoria’, que recomiendo ver y que trata este tema que planteo. Ambientada durante la II Guerra Mundial y basada en hechos reales, la película narra como en un campo de prisioneros de guerra se organiza un partido de fútbol entre los equipos de Alemania y otro formado por prisioneros de todos los países que se encuentran en dicho campo. El resultado final del partido pese a los esfuerzos de un árbitro puesto por los alemanes poco imparcial es de empate a cuatro goles, transmitiendo la idea de que todos los jugadores y ambos equipos son iguales. Destaca una escena muy significativa en el que el mando alemán que organiza el partido se levanta a aplaudir al ver un golazo de chilena del equipo del combinado extranjero que el personaje que interpreta Pelé transforma de manera espectacular ante la mirada atónita del resto de mandos alemanes que no comprenden su actitud. Ah siento haber hecho spoiler.
Además de los actores fueron también protagonistas estrellas míticas del fútbol de esa época como Pelé (Brasil), Osvaldo Ardiles (Argentina), Bobby Moore (Inglaterra), John Wark (Escocia), Paul Van Himst (Bélgica) o Søren Lindsted (Dinamarca), entre otros.