
VÍDEOBLOG #Minuto92: ¿Cómo está el vestuario del Almería?, por Víctor J. Hernández Bru.
Desde que tuve mis experiencias trabajando en clubes deportivos profesionales (Poli Ejido, BM Almería 2005, CB Promobys Tíjola), no se me olvida que lo que los periodistas, y mucho más los aficionados, percibimos de la realidad de un vestuario es lo mismo que se observa a través de un pequeño agujerito hecho en la pared: una parte muy pequeña de lo que acontece.
Es por ello que no me gusta extraer grandes conclusiones, ni en positivo ni en negativo, acerca de lo que percibimos sobre los equipos y sus plantillas. Sin embargo, en los últimos días, la ‘mesa de redacción’ de Marcador Radio Almería ha visto llegar diversos testimonios muy directos y, sobre todo, de fuentes tremendamente fiables, a propósito de cómo está ese vestuario.
En nuestros programas ya nos hemos extrañado en varias ocasiones acerca de las extrañas reacciones de Rubi y también de algún jugador, asegurando que el vestuario “es una piña”, sin que nadie les haya preguntado sobre este particular. Siempre hemos pensado que aquello era una ‘excusatio non petita, acusatio manifiesta’, pero esto no pasaba de una intuición, una sospecha.
Ahora, la novedad es que a varios de nosotros nos han llegado testimonios de problemas graves en el seno del vestuario; problemas que coinciden con esos comportamientos tan empeñados en afirmar lo de la “piña”, problemas que cuadran con el espectacular bajón del equipo y las discusiones públicas que se han observado sobre el terreno de juego; problemas graves que nos llegan a través de fuentes absolutamente fiables, que nunca han fallado hasta el momento.
En estos días, hemos tenido conocimiento de discusiones subidas de tono que han llegado a las manos por parte de algunos jugadores y el sábado Paco Rey contaba, con testimonio de primera mano, que la relación entre Rubi y Fernando Martínez es absolutamente convulsa. Una situación que, lógicamente, es nefasta para los intereses deportivos del equipo y que, desde luego, hay que apuntar en el debe de un técnico que hace tiempo que evidencia que no tiene, para nada, controlado el vestuario.