
VÍDEOBLOG #Minuto92: La esposa de futbolista que nos da lecciones de periodismo, por Víctor J. Hernández Bru.
Como seguramente doña Marta no me conoce, en realidad no sé si su esposo, Fernando, portero y capitán de la UD Almería, sabe quién soy, me presentaré: soy Víctor Hernández Bru, periodista desde el año 1997, licenciado en Ciencias de la Información, doctor en Historia y con suficiencia investigadora en Comunicación, máster en Comunicación y título experto en márketing digital. En los últimos 28 años, he trabajado en todos los canales del periodismo: todos estos años en prensa escrita, casi quince en radio, en televisión, en algunas de las agencias de noticias más importantes en este país. He creado varias empresas relacionadas con la comunicación y el márketing y he dirigido diversos proyectos periodísticos.
Todo esto no me convierte en nada especial, simplemente en un profesional del periodismo y la comunicación, un currante. Eso sí, estas casi tres décadas de periodismo sí que me han proporcionado una seguridad total acerca de cuál es mi trabajo y cómo debo hacerlo. No tengo dudas. A veces me equivoco; muchas, porque hago muchas cosas al día, entre ellas, una media de seis horas diarias delante del micrófono, combinando Marcador y esRadio Almería. Sé diferenciar sin dudar, sin pestañear, entre lo que es mi labor y lo que no. Sé lo que es una noticia, lo que es un rumor, lo que es una pista para una investigación informativa sin ningún género de dudas. Como sé, también, diferenciar entre un infinitivo y un imperativo.
En nuestras emisoras y canales on line, nos dedicamos a hacer periodismo. Periodismo del de verdad, el de no ir nunca a un acto periodístico a sujetar el micro, el de no dejar nunca de hacer una pregunta periodísticamente interesante, el de no dejar jamás de publicar algo que creamos que es importante publicar, por más que afecte a quien afecte, incluso a organizaciones y personas con las que tenemos magníficas relaciones.
En esta línea y en cumplimiento estricto de nuestra obligación, hemos contado siempre lo que creíamos informativamente interesante sobre la UD Almería, lo cual nos ha granjeado la prohibición, por parte de Mohamed El Assy, de entrar al Estadio de los Juego Mediterráneos, prueba inequívoca de que estamos cumpliendo con lo que tenemos que cumplir. Y en esa línea, también, en las últimas semanas hemos dado la noticia de que en el vestuario rojiblanco ha habido graves problemas, con futbolistas incluso llegando a las manos, y que la relación entre el capitán, Fernando Martínez, y el entrenador, Rubi, es nula, está absolutamente deteriorada, dando cuenta además de algún incidente importante entre ambos.
La pasada semana, en una de nuestras informaciones en redes, entre otros muchos comentarios, detectamos uno de doña Marta Abellán Esteban, que intentando sin éxito etiquetarnos (en realidad en lugar de a Marcador Almería etiquetó a ‘Dihola Marca’, una firma de ropa), nos decía: “Hacer periodismo y dejar de decir mentiras Un Saludo”, ilustrando el comentario con el emoticono de la nariz larga, emulando a Pinocho.
El sábado, en Marcador en Juego, ya le dije a doña Marta lo que le tenía que decir y fui bastante duro. Hoy quiero ser generoso. Doña Marta es médico. Estoy convencido de que doña Marta, a pesar de que no tiene, digamos, continuidad en su labor asistencial, sabe muy bien diferenciar entre un catarro y un cáncer de próstata, entre un esguince de tobillo y una diabetes tipo 2, seguro de que no le receta paracetamol y mucha agua a quien le llega afectado por una neumonía.
Yo, por razones que todo el mundo conoce, respeto profundamente la profesión de médico. Pero, además, respeto todas las profesiones, porque siempre entiendo que los profesionales, que estudian, que trabajan, que se reciclan, siempre saben más que yo sobre sus labores, aunque al mismo tiempo estoy acostumbrado a que abunden los baúles y los ‘bufandas con patas’ que siempre vienen a darnos lecciones a los periodistas.
Al mismo tiempo, suelo ser crítico con mi profesión, porque en ella abundan los que no se comprometen con la verdad y con la información, pero nosotros lo hacemos a fondo. Todas y cada una de las informaciones que damos están contrastadas y ésta que hemos dado sobre el marido de doña Marta no es una excepción. Quizás lo que ocurra es que doña Marta no se entera muy bien de las cosas que le ocurren a su marido, pero ése es un problema de ellos. Tampoco debe saber, doña Marta, que el club para el que trabaja su marido no nos facilita ninguna información, por lo cual, para contrastar esta información hemos tenido que acudir a otras fuentes. Nos habría encantado hacerlo directamente con el propio Fernando, pero el club no lo permite. Es lo que llamamos “hacer periodismo”.
Yo a doña Marta no le voy a decir nada más que, de su parte, de alguien que no tiene ni la más mínima idea de lo que es el periodismo, lecciones sobre nuestro trabajo no le aceptamos ni una sola, pero mucho menos de quien piensa que “hacer” y “dejar”, términos que tienen el común el ser infinitivos, es decir, un tiempo no verbal, se pueden usar como imperativo, que es un tiempo verbal. Haría bien doña Marta en mantenerse muy al día de su trabajo, para cuando decida echar una mano a la tan necesitada profesión sanitaria, y dejar a los profesionales del periodismo hacer nuestro trabajo.
Ah, y una cosa más, esto ya muy personal: creo que hay pocas cosas más ridículas que una mujer de futbolista sacando la boca a pasear para hacer lo que ella entiende que es defender a su esposo, cuando ello no es más que dejarlo en ridículo. Uno no se imagina a la pareja de Athenea Del Castillo saliendo a defender a su novia, ante la movida de tinte político que ha tenido ella en estos días. La futbolista del Real Madrid ha demostrado saber defenderse sola y su pareja respetarla mucho más de lo que doña Marta ha respetado a don Fernando.
Y a su esposo, don Fernando, a quien en esta emisora algunos hemos defendido, admirado y puesto en valor de manera constante, le diría que yo, personalmente, sigo pensando que es un gran profesional, tenga la relación que tenga con Rubi; y que estas salidas de pata de banco de su esposa no le favorecen mucho. En realidad, también pienso, sintiéndolo mucho, que, si no es capaz de controlar a su esposa y mantenerla fuera de su ámbito de trabajo, quizás no lo tenga tampoco fácil para ser capitán de un vestuario profesional.
Un saludo.