VÍDEOBLOG #Minuto92: Esa realidad paralela de Rubi, por Víctor J. Hernández Bru.
En ocasiones, al escuchar las ruedas de prensa de Rubi, especialmente las de después de los partidos, sobre todo cuando pierde o cuando su equipo gana pero lo hace como lo hizo este sábado, me da la impresión de que lo suyo es un pulso con la realidad y con quienes estamos encargados de contar la realidad.
Será esto u otra cosa, pero algo tiene que ser. De lo contrario, frases como “hemos jugado 70 minutos extraordinarios”, “ha sido un chorreo de ocasiones de gol cada cinco minutos”, “no me gustaría que nos fijáramos en los diez minutos finales en vez de en los 70 anteriores”, “me ha gustado mucho el equipo”, “no me gustaría que no nos fijáramos en que hemos ganado” o “siempre estamos mirando la parte mala y en otros sitios no es así” no nos adornarían de manera prácticamente invariable cada fin de semana tras los encuentros de la UD Almería.
Produce fatiga, la verdad; hartazgo, a juzgar por las palabras de algunos aficionados tras el encuentro del pasado domingo. Más que nada porque esos aficionados han visto ese mismo partido, como Rubi; incluso algunos lo habrán visto desde el propio Estadio de los Juegos Mediterráneos y quizás haya quienes hayan pagado una importante cantidad de euros por sacar su abono, a principio de temporada; euros que, en un porcentaje mayor o menor, terminan en el bolsillo del propio Rubi, ese señor que el sábado, tras ganarle 2-1 al colista en casa, afirmó que le había gustado mucho el equipo y que iba a dormir tranquilamente.
Por pormenorizar lo sucedido el domingo en el Estadio de los Juegos Mediterráneos fue que un equipo hecho para subir a Primera División, con la estructura base de la anterior campaña en Primera, cuando el club se había gastado 52 millones de euros en fichajes, la UD Almería, le ganó por la mínima, 2-1, a un rival que hoy por hoy ya está descendido, a falta de siete jornadas, de 21 puntos por disputarse, que lleva sumados 17 puntos de 105 posibles, habiendo ganado sólo cuatro partidos de 35, habiendo encajado 63 goles (o sea, casi dos por encuentro) y ha marcado 23 en esos mismos 35 encuentros (poco más de medio gol por partido).
Todo ello en un partido en el que el Almería marcó los dos primeros goles y no supo o no quiso cerrar el partido, se pasó todo el encuentro andando sobre el terreno de juego, sin apretar, sin morder, sin dedicarle a su afición un triunfo importante, una paliza al rival. Al final, en el minuto 83, el colegiado señalaba un penalti a favor del Cartagena que se convertía en el 2-1. Y a partir de ahí, la zozobra, con un Cartagena que empujó sobre la portería de Maximiano y llegó a lanzar un balón al palo en el minuto 92.
Esto, sin interpretaciones, sin versiones, sin relatos, fue lo que sucedió el domingo. Esto fue, por tanto, lo que le gustó mucho a Rubi, lo que le pareció a Rubi que le permitió dormir a pierna suelta, feliz de lo que había visto en el 105×70, a pesar de la cara que tenía en los diez minutos finales, tan similar a la del cordero que va al matadero, tan parecida a la del condenado que sube las escalerillas camino del cadalso.
Rubi, incluso se permitió rubricar su actuación en sala de prensa indicándole a los representantes de medios de comunicación a los que El Assy deja pasar a estos actos presuntamente periodísticos, a diferencia de a esRadio y a Marcador Radio, que no nos dejan, qué es lo que le gustaría que se reflejase en sus crónicas.
Y, sinceramente, en estas circunstancias, con este nivel de autocrítica, a pesar de que llevo toda la temporada pensando que al final la UDA tendrá sus opciones de ascenso, no tengo más remedio que replantearme mi reflexión, más que nada, porque si Rubi decide repetir el mismo estilo, la misma intensidad y el mismo planteamiento ante equipos como el Castellón, el Rácing de Santander, el Mirandés o incluso ante el Cádiz y el Tenerife, mucho me temo que el resultado no será ese triste, ramplón y pacato 2-1.
