
No voy a ser muy original, entono así ya de de salida el mea culpa, pero tengo que dedicar este radioblog a la esperpéntica entrevista, o lo que sea, perpetrada por Mohamed El Assy junto a su compinche de correrías nocturnas y portavoz no oficial que, por cierto, no contento con la operación blanqueo que viene realizando de su nuevo mejor amigo también tuvo a posteriori que sacarle en redes sociales las cabras del corral después de la amenaza de subir los abonos la próxima temporada, como le dije en su día a su también amigo, el inefable y prejubilado Javier Rufete, espero que al menos te rente.
El caso es que pese a que la credibilidad del administrativo egipcio convertido extrañamente en gestor deportivo está casi al mismo nivel que la cuenta corriente de Carpanta, lo ha vuelto a hacer, no nos ha decepcionado el CEO con una sarta de trolas que definitivamente, por si a alguien podía caberle aún la mínima duda, ratifica que nos está tomando el pelo en el escaso tiempo que le dedica al club.
Sobón y pelotas redomado con sus jefes, el anterior y el actual, no ha dudado en justificar la huida ‘ a la francesa’ de Turki, sin unas vulgares líneas que dedicarle a la afición que le aclamó, por la lentitud burocrática española. Es decir, que según El Assy la culpa de que aún no se haya puesto la primera piedra de la Ciudad Deportiva es de las administraciones pese a que la entidad se ha tirado años sin realizar un vulgar proyecto ni presentar ninguna propuesta al Ayuntamiento de Almería y a que él mismo a finales del pasado mes de enero reconocía que no había dinero para la actuación y que andaban pidiéndolo en diferentes entidades bancarias, de momento sin éxito. Tras la torpe justificación de la bajeza del anterior mandatario llegó el peloteo al nuevo dirigente, no vaya a ser que el chollo se acabe antes de tiempo. El Assy, sin rubor alguno, llegó a calificar de talismán a Mohammed Al-Khereiji poniendo, entre otros ejemplos, que asistió al empate local contra el Huesca, sin comentarios.
Y podríamos estar hasta dentro de dos semanas repasando las perlas del todavía CEO de la UDA, pero no me resisto a acabar sin detenerme en la tranquilidad y casi pachorra para asumir que un jugador como Koné que costó 7,5 millones de euros hace poco más de un año, aunque su valor apenas llegaba a los 4 millones según fuentes especializadas, esté sin ficha y entrenando en solitario en Arabia en un equipo que le dio de baja aprovechando una convocatoria con su país. Tampoco es baladí su empeño en seguir culpando a Vicente Moreno y a los colegiados del descenso en esa eterna huida hacia adelante que el egipcio, sin ápice de autocrítica ni vergüenza, parece haber convertido en su tabla de salvación del día a día a la espera de que alguien le ofrezca seguir su alto tren de vida en otro lugar y se vaya sin despedirse, como su amada excelencia.