
BLOG, por Francisco Martínez Gómiz.
No, la frase no es mía, no tengo tanta claridad de ideas para llegar a afirmar tan coherentes palabras. Proviene de la Psicología, más concretamente de uno de sus enfoques, de la Gestalt porque en psicología no hay una sola perspectiva ya que el comportamiento humano es muy complejo y necesita de distintos aportes para llegar a comprender al individuo.
Me ha venido la frase a la cabeza por varios motivos; el primero, el más mediático, el campeonato del mundo de baloncesto, mi deporte, mi pasión. Los jugadores de la selección española lo han vuelto a hacer, trece años después se han vuelto a proclamar campeones del mundo.
Podemos restarle todos los méritos que queramos, que no estaban los mejores jugadores del mundo, que si el momento de la temporada en el que se realiza no es el adecuado, que si hay representantes nacionales que no tienen un primer nivel de baloncesto, etc. No lo voy a cuestionar, no soy quien para hacerlo, no tengo tantos conocimientos. Lo que si tengo claro es lo que cuesta ganar un partido, imagínate ganar nueve en poco más de quince días.
En deportes como el baloncesto donde se enfrentan dos rivales no sólo basta con “hacer bien tu tarea” sino que tienes que hacerla mejor que el rival que, por supuesto, también se prepara, se entrena, se concentra y lucha hasta la extenuación por la victoria. Por eso es importante adaptarse a cada partido que juegas, sabiendo entender qué demanda cada rival para poder superarle y en eso, España, ha sentado cátedra en este campeonato.
No existe el equipo perfecto en ninguna competición deportiva pero hay varios factores que definen a los grandes equipos y uno de ellos es “el todo es más que la suma de las partes”. ¿Qué entendéis de esta frase? ¿Qué os pasa por la cabeza cuando la leéis?
Para mí se trata de unas de las formas más simbólicas de humildad, sacrificio y entrega. Humildad porque antepones el bien común ante tus propios objetivos. Por tus características como jugador puedes meter 30 puntos y serías portadas en los diarios deportivos del día siguiente pero tu equipo, tus compañeros, demandan de ti otro objetivo, que defiendas fuertemente al mejor jugador del equipo contrario o que, no siendo suficiente tener que defender a tu contrincante, tienes que estar pendiente de realizar buenas “ayudas” a tu compañero sobre otros jugadores, o en ataque, en vez de tirar 10 veces a canasta durante el partido tu cometido es realizar bloqueos que favorezcan que tus compañeros tiren en mejores condiciones para sumar puntos, eso es humidad en el equipo, abandonar tus roles habituales y asumir el rol de este nuevo grupo para sumar cada uno con su trabajo especifico.
Sacrificio porque asumes nuevas tareas, las incorporas a tu “programa” de jugador y mejoras con ello, teniendo más habilidades/competencias para jugar a este deporte. No sería posible sin horas, horas y horas de entrenamiento, por muy bueno que seas jugando a basket.
Entrega porque al ponerse la camiseta de la selección todos asumen el mismo objetivo, todos luchan por el mismo reto, no hay fisuras pese a que se junten jugadores que durante la temporada protagonizarán encarnizados duelos, ahora llevan la misma camiseta y defiende el mismo objetivo, sin preguntas, sin cuestiones, todos a un mismo fin.
Creo que en esto la Selección Española de Baloncesto es Campeona del Mundo ahora que ha alcanzado su objetivo como antes cuando no lo ha ganado. No hay nada más que hacer que echar un vistazo al palmarés de esta selección senior, desde 2006 solo en dos ocasiones han estado fuera de las medallas en cualquiera de las competiciones internacionales que han jugado; Bru-tal!!!
Como lo he disfrutado, enhorabuena campeones. I love this game.
Os comentaba al principio del artículo que el título tiene varias fuentes de inspiración. El segundo hecho por el que he recordado esta frase es por el rendimiento de la UDA en estas primeras semanas de campeonato. Ver al equipo de mi tierra en segundo lugar de la tabla (igualado a puntos con el tercero) invicto y sólo por detrás de un equipo que cuenta sus partidos por victorias es un motivo de mucha satisfacción.
Este fin de semana tenía un partido muy complicado, frente a un conjunto con jugadores con más experiencia en el campeonato, un estadio de una categoría superior y una afición que está al lado de su equipo durante los noventa minutos de juego.
Pues bien, el resultado para la UDA ha sido muy positivo, siendo el marcador más elevado de los cosechados hasta la fecha fuera de casa, manteniendo la portería a cero y dando una sensación de equipo compacto que desquicia a los rivales. El 0-3 contundente solo ha sido superado por un Tenerife que ha vaciado todas las estanterías de queso manchego de Albacete (0-4) y que venía muy “tocado” debido a sus escasos puntos en la tabla hasta la fecha.
La UDA se ha afianzado en los puestos de privilegio de la tabla con más del 90% de los jugadores titulares siendo componentes de la plantilla del año pasado (solo el central Maras forma parte de lo que podríamos denominar equipo titular ya que entró sustituyendo a Ibiza por lesión y se ha afianzado como uno de los pilares de la defensa) pese a que el nivel de jugadores incorporados en los últimos días del mercado hacen suponer que tienen que dar un salto de calidad al equipo.
Pero el equipo se ha mostrado compacto, ha asimilado muy bien las ideas del entrenador quien ha depositado su confianza en los jugadores que llevaban más tiempo en la entidad y éstos le han respondido con buen juego y resultados.
Y a este nivel ¿por qué hay que cambiarlos? Si están cumpliendo con lo que el entrenador le exige, saben lo que le demanda el partido en cada caso, sufren, luchan, se entregan (Pedro Emanuel dijo tras el partido contra UD Las Palmas que sus jugadores estaban muy cansados, que habían dado más del 100% para conseguir una brillante victoria). Si no hay motivo mayor (sanciones o lesiones) ¿para qué cambiar lo que funciona? Aunque se supone que los refuerzos pueden dar un impulso mayor a los resultados, la realidad es que los que están jugando lo están haciendo fantásticamente bien y es un claro ejemplo de cómo “el Todo es mucho más que la suma de las partes”.