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VÍDEO BLOG #Minuto92: La pista de atletismo, aquella cabezonada de no se sabe bien quién

VÍDEO BLOG #Minuto92: La pista de atletismo, aquella cabezonada de no se sabe bien quién, por Víctor J. Hernández Bru.

La UD Almería, nueva propietaria concesionaria del Estadio de los Juegos Mediterráneos, anda ahora con planes y planos, con estudios y programas, para eliminar la pista de atletismo del Estadio de los Juegos Mediterráneos, ese ornamento que no sólo prácticamente no se ha usado desde el año 2005, sino que ha sido un carísimo estorbo para casi todo en el recinto.

Recuerdo aún aquellos días en los que se planificaba el gran recinto deportivo de los Juegos, lo que entonces se denominaba ‘a joya de la corona’ de Almería 2005: el Estadio. Me cogieron aquellos años 2001 y 2002 trabajando precisamente en el Comité Organizador, mal dirigido por un tipo al que nunca le importaron los juegos, más allá del propio partido personal que él mismo podía sacar de ellos, un tal Vicente Año.

Y recuerdo los debates sobre la pista de atletismo, que él mismo zanjó rotundo, aprovechando el desgobierno que entonces se había apoderado de la ciudad, con un PSOE que ostentaba la alcaldía y la concejalía de Deportes pero que ni estaba ni se le esperaba y una Izquierda Unida que se afanaba en que la Villa Mediterránea fuera más una comuna que una urbanización de lujo, como así terminó siendo.

Las anécdotas y no dan anécdotas que guardo bien en la retina sobre todo aquello no son pocas, pero me centraré en esto de la pista de atletismo, que algunos, no es mi caso, pronosticaban que sería un innecesario e inútil estorbo para la instalación, puesto que ya entonces la tendencia era no mezclar el atletismo con el fútbol en los mismos estadios, puesto que ello restaba aforo y alejaba el espectáculo del espectador.

Insisto, aquí el debate se cerró pronto, porque el CEO del Comité Organizador, el tal Añó, era vicepresidente de la Federación Española de Atletismo y estaba más en hacer méritos para ser algún día presidente que en dejar en Almería instalaciones que fueran lo más útiles posibles para el día después de los Juegos.

Así, en lugar de hacerles a los atletas almerienses un pequeño estadio para su deporte que perdurara en el tiempo, les dejó un campo de fútbol con pista de atletismo que se usó en un Campeonato de España previo a los Juegos, en la llegada de varios Medios Maratones después de los mismos y para muy poco más.

No fue el único caso: también en el Ejido dejaron un Santo Domingo con pista de atletismo y capacidad para 8.000 espectadores, que han sido, ambas cosas, una rémora brutal para el deporte competitivo del municipio. Y justo al lado del Estadio de Almería, un Palacio de los Juegos Mediterráneos con capacidad para 5.000 espectadores que tampoco se llena nunca y en el que ningún club de categoría nacional quiere jugar sus partidos, porque es hacerlo siempre en un recinto con apariencia de estar vacío. Y todo ello sin hablar del Canal de Remo y Piragüismo de Cuevas del Almanzora, convertido hoy en charca para ranas aderezada con colchonetas y otros útiles de ocio. Fue la segunda instalación más cara de los Juegos.

Hoy, por fortuna, ha aparecido alguien con pasta y ganas de eliminar aquel caro sueño y de aquellos que, llegados a puestos de responsabilidad, se gastan el dinero de nuestros impuestos en elementos que apenas van a ser usados y que además perjudican el uso al que están destinadas las instalaciones. Ya le queda poco a uno de los resultados de aquella época del despilfarro.

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